Era como una explosión de deseo, de deseo irrealizado, de deseo. La piel, como decía el , lo más irracional del mundo. Hasta tenía algo de prohibido que lo hacía más atractivo. Sin embargo no sabía como llegar a ella. Ocultaba su sentimiento como si ni siquiera el lo supiera. La evitaba, hasta la despreciaba, para esconderse de si mismo. ¡Que fuerte era el deseo para tener que ocultarlo de esa manera! Nos deberían enseñar otras cosas cuando somos chicos. Pensaba mientras intentaba dormirse en una noche de presagiable insomnio. Su mente iba por caminos desconocidos de manos y bocas que no podía controlar, como a los suyos. Se sentía mal, muy mal, daba vueltas y vueltas. Transpiraba, suspiraba. No lo podía evitar.
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