sábado, marzo 29, 2008

Diario de España. Día 1, 2, 3


Sábado 12 de febrero de 2000
Llegué a Madrid a las 21.00 hora local y la verdad es que no me impresionó para nada Barajas. Confieso que en cambio lo que sí me impresionó fue el inodoro automático de Ezeiza. Es increíble las cosas que inventan. Antes de bajarnos del avión, un señor con acento francés dijo:
- Esta es una aegolínea de miegda. Una aegolínea del tegcer mundo.
Y yo pensé: el tercer mundo no existe más, porque ya no existe el segundo. ¿Qué habrá querido decir? Quién lo sabe...
Me encantó la entrada de Madrid. Es personal y a la vez familiar. Me parece que en cualquier momento aparece Sabina y me dice:
- Che flaca dame un faso.
El taxista que me llevó al hotel Persal, muy simpático. Resultó tener una cuñada argentina y venía escuchando al antedicho.
El viaje en avión, todo bien. Hoy descanso, mañana madrugo y hago el city tour. Me siento rara sola, pero no me disgusta. ¡Ah! El conserje es igual a Yickie.

Lunes 14 de febrero de 2000
Aquí estoy en los Madriles y ¡no lo puedo creer! Esperando en Pullmantur para salir de excursión. La verdad no sé ni adonde voy y eso es lo que más me gusta. Me pongo un poco loquita con la plata, las tarjetas y eso. Pero si pierdo algo lo pierdo y listo. Me caen bien los “gallegos”.
Espero recordar que saqué una foto en la calle Espoz y Mina y otra en la calle Arenal a una librería (Ginés). Estoy acá esperando mi excursión a Toledo, mirando hacia el Palacio Real, al que todavía no entré. Me da un poco de impresión siendo plebeya Pienso que si Menem fuera español, viviría acá (en estos momentos estoy en la Plaza de Oriente y me está tratando de levantar un señor de unos 65 años, que buen nivel el mío; debería haberle dicho: Nou hablou espaniol).
Mañana quiero caminar todo el día. La excursión a Madrid me mareó. Tanto que pasamos por la Cibeles y miré para otro lado. Quiero ir al Palacio Real, a la Gran Vía, a cambiar plata, etc., ¡ah! Y a los lugares que me dijo Jorge.
Me siguen cayendo simpáticos los lugareños. Por suerte me saqué de encima al señor.
Me olvidaba: comí jamón asado con menestra de verduras y patatas fritas. Pa´chuparse los dedos, hombre. ¡Qué riquito! Y en un barcito de paso. Creo que mi paladar disfrutará mucho estos días.
Me enamoré de Toledo y juro que volveré.
I: averígüeme cuánto exactamente nos correspondería de las regalías urgentemente.
El día de hoy me da la sensación que dura 48 horas.
Descubrí que los argentinos no somos los únicos toscos, también los hay italianos, portugueses (¿o serían brasileños?)
Toledo es de película y no precisamente española. Ya lo decidí: cuando llegue a Buenos Aires empiezo a hablar de Tu.
Ellos tendrán el Prado, pero nosotros tenemos a la Pradón.
Martes 15 de febrero de 2000
Quisiera recordar todos los lugares donde he estado (ya se me pegó). En Madrid: el barrio árabe (¿era así que se llamaba?) , la parte más antigua de Madrid, el paseo del Prado, la Gran Vía, la Castellana, el Parque del Retiro, la Casa de campo. Pasé por la puerta de Alcalá, de Toledo.
En Toledo: la Catedral (impresionante, lástima que no se pueden sacar fotografías). Me dio no sé qué preguntar si todo lo que brillaba era oro; seguramente en esa época no habría pobres... La Sinagoga/mezquita/Iglesia de Santa María Blanca. El entierro del Conde de Orgáz. El Monasterio de San Juan. Pero que lo que más me gustaron fueron las calles, la sensación de historia a cada paso.
Ahora estoy en el comedor del Hotel Persal. Nada que ver con el folleto. Está remodelado.
Hoy caminaré, caminaré, caminaré y mañana: Sevilla.
¡Ah! Ayer a la noche comí tortilla (lo que nosotros llamaríamos omellette) de gambas y espárragos con ensalada mixta y natillas con canela. Una preciosidad. ¿Quién dijo que sólo en Argentina se come bien? Empiezo a sospechar que no vivo en el mejor país del mundo.
¿Cómo será vivir acá, sin saber nada de Marcelo Tinelli, de Guillermo Andino, de Graciela Alfano? Acá yo estoy comiendo en un “fas fu”. Acabo de darme cuenta que ayer estuve en el mismo lugar que hoy pero de atrás (Plaza de Oriente). Claro, no podía ser que hubiera dos Palacios reales. No entré, me da cosa pagar. Quizá a la tarde sea más dadivosa con el estado Español.
Pregunté en un locutorio de Telefónica si había acceso a Internet y no, no había. Mala suerte. Me dan más ganas de hablar por teléfono que de mandar e-mail.
Hoy bajé al subte pero no me atreví a tomarlo. Tienen miles de estaciones. Me caminé toda la Gran Vía, desde Plaza España hasta las Cibeles y ahí canté la canción de Sabina, que por otra parte no me crucé para nada. Seguramente está en Buenos Aires.
Esta noche cenaré en el Museo del Jamón.
Recorrido de hoy: fui hasta la Puerta del Sol, de ahí por la calle Mayor hasta la calle Bailén, de ahí hasta Plaza de Oriente (Palacio Real, Teatro Real, antes la Catedral), desemboqué en Plaza España y de ahí a la Gran Vía hasta Preciados, de ahí hasta la Puerta del Sol. Comí en Brans (fast food español). Caminé por ahí, por unas callecitas angostas. Entré en la Iglesia San José (¡horrible!), me tomé un café en Dunkin Donuts (muy yankee) en una esquina. Ya ubiqué donde está El Corte Inglés (los Corte Inglés). Ahora me vine por Atocha (atrás del Hotel), pasé por Antón Martín (donde hay más bares que en toda Noruega) y llegué hasta el Museo del Prado. Hay alrededor de 200 estudiantes intentando entrar. Obviamente me quedaré sin conocerlo. Después de todo en Buenos Aires no frecuento los museos.
Ahora volveré por Atocha hasta Puerta del Sol y de ahí a Preciados (El Corte Inglés)
Estoy tirada, sentada al borde de una fuente en la Puerta del Sol. Mi punto de encuentro. Estoy cansada de caminar. Además, me puse de mal humor porque quise comprar en el Corte Inglés dos CD (Jacques Loussier y Presuntos implicados) y me pidieron un documento que no llevaba encima. Me pareció ridículo. Me sentí extranjera (¿lo soy, no?). Conclusión: no los compré. Definitivamente en Argentina sabemos vivir.
No sé que haré hasta la noche.
Como una cerdita estoy comiendo un bocadillo con crema, almendras, pasa de uva y otras cosas con un café en la calle Arenal. Acá se usa mucho la barra y ahí estoy. Le pedí al mozo que me sacara una foto, pero no le tengo mucha fe. Veremos, veremos.
No me gusta mucho la idea de que voy a estar cambiando de hotel cada dos días, pero bueno así es la cosa. Son las 6 y no sé qué voy a hacer hasta la noche. Hoy me voy a acostar temprano porque mañana madrugo. Tengo que estar a las 8.30 en Pullmantur.

Líbranos del mal (2001)

El Ministerio de gestión había aprobado el pedido. Atónitos representantes y representados, tartamudeaban ante la consulta sobre la posibilidad de llevar a cabo aquel proyecto. Al fin y al cabo lo que todos querían, lo que todos pedían, podría hacerse realidad. Casi como por arte de magia. Se ahorrarían millones y millones en cuestiones innecesarias: juicios, cárceles, apelaciones y custodias. No habría más lugar a la opinión. Ellos, los burócratas, lo habían logrado..
El líquido era importado. El líquido era la salvación. El líquido marcaría a los buenos de los malo: así de sencillo: el verde indicaría la maldad. Durante años habían pedido las cosas en su lugar. Durante años se pedía saber quien era quien. Durante años habían estado desenmarañando el bien y el mal. Pero siempre se equivocaban. Apenas se supo de su existencia nadie salió a la calle. Para qué, ya no había motivos. Apenas se supo de su existencia corrió un alivio: al fin el otro dejaría de ser una amenaza. Al fin no habría que preocuparse más por protegerse. Al fin.
El costo era alto, y en dólares. Se hicieron tareas de costo beneficio. Ahí residía la fortaleza del proyecto. Ese día todos deberían salir a la calle. Un férreo control militar haría que todos estuvieran fuera. Una lluvia escasa, una garúa verde, dejaría ver quien era quien. Tantas promesas previas, tantos vestidos de verde lo habían prometido y nunca lo habían resuelto. Al fin y al cabo, muchos habían disfrutado de diez años y ahora nadie sentía culpa. Ahora todos estaban contra, contra todo lo que estaba mal. De última hasta ahora nadie había sido marcado. Nadie se hacía cargo, ahora los otros eran los ladrones, los otros eran los asesinos. Problema resuelto. En la radio, los oyentes dejaban mensajes de alegría y alivio. Soy Susana de Pompeya, ahora si habrá justicia. Los ladrones, los que se robaron el futuro podrán ir en cana sin chistar. Que se vayan todos. No nos gusta nadie. La jornada era por demás calurosa. Una buena lluvia sería lo más agradable que podía pasar. Máxime si era la lluvia salvadora. La lluvia verde. La única. Sería un empezar de nuevo. Un nuevo país. El presidente no estaba seguro de hacerlo. De todas formas el mismo había firmado días atrás un decreto que otorgaba poderes extraordinarios al Ministerio de gestión. Si bien días después la Corte Suprema lo declaró nulo, nunca nadie se enteró: su secretario acercó al tribunal la propuesta de hacer público el cassette y el video. Ahora eran sus mejores aliados. De todas formas conseguirían buen resguardo. Publicaron una Declaración de apoyo al Ministerio. Los del Ministerio eran viejos conocidos, pero habían salido dos o tres veces al balcón, luego de gestionar medidas populares. Los que siempre estuvieron de acuerdo, los que siempre estuvieron en contra, a los que les daba igual. Todos estaban de acuerdo. Si aparecía alguna voz contraria, era muy sencillo: sospechoso. Ya quedaría marcado. Era inevitable, insoslayable. Imposible de evitar. Nadie osó dudar de semejante acción. La sola duda era sospechosa. Una vez más la salvación. Una vez más la santa palabra. Una vez más alguien haría el trabajo sucio. Aunque ahora no era tan sucio. La lluvia todo lo limpiaría, todo lo marcaría, todo lo discriminaría. Todo lo determinaría. Las mentes más sencillas celebraban la buena nueva. Yo no tengo nada que ver, yo quiero que los ladrones estén en cana y sacó de su bolsillo la moneda del año 85 para la máquina del colectivo. Mientras olvidaba su elección, repetida elección, y a su licuadora, y las fotitos de Miami, con ese mar, ese mar tan claro como la verdad misma. Deberíamos tener un mar así acá. Ni el mar es bueno. Aunque ahora eso no importaba. Ahora seríamos los primeros del mundo. Los únicos en poner en práctica este innovador método, este blanqueador, que no distinguiría entre ricos y pobres, al fin Igualdad. Uy igualdad, dijo la voz de la TV, Ojo que no se tome esto como una forma de emparejar para abajo. No, no, de ninguna manera. Esto pondrá las cosas en su lugar. Como una especie de juicio final. En Cuba rechazan este método. Y claro, si no se les acaba el negocio, el negocio de la miseria. En definitiva, sólo el capitalismo nos permite esto. Quien esté libre de culpa y cargo, que apriete el botón. A la hora señalada, nadie salió. Para qué, si seguro es trucho...

lunes, marzo 24, 2008

24 de marzo

Volvía en el subte.
Fue un día intenso, de mucha vida.
Casi me olvidé de aquello que nunca me olvido.
Pero nunca me olvido de los hijos de puta.
Nunca me olvido de los hijos de puta que andan sueltos.
Y nunca me voy a olvidar.
Y lo repetiré a quines vienen después, y lo dejaré escrito.
Que fueron son y serán hijos de puta.

sábado, marzo 22, 2008

Café de sábado

Sábado a la mañana. Muy temprano.
Tomo café en la esquina del Shopping.
Miro el cielo y es celeste. Es celeste intenso.
Y la vida se despliega a pesar del casi feriado.
Y la mañana es distinta.
Mi mañana es distinta.
Y a las 10.00 es mejor.

Carita

Lo vi.
Lo vi sin que él me viera.
Lo vi y quería que él me viera.
Lo vi pero no importaba que él no me viera.
Lo vi y hubiera dibujado una carita en el vidrio.
Una de esas que son sonrisas.

Los días.

Los días pasan o los días se pasan.
En realidad es la primera opción, o por lo menos lo es para mí.
Los días pasan y pasan cosas. Cosas que se escriben en los diarios, cosas que no. Como dice la canción, en el diario no hablan de nosotros.
Hablan de otros, que quizás hablen por nosotros.
Y es curioso que pasan las cosas y a veces yo ni me entero.
Y cuando me entero, no puedo creer no saberlo.
Y pienso que tengo que saberlo, y pienso en todas las cosas que hay para saber.
Y en todas las cosas que hay para cambiar.
En todas las cosas que hay para querer y en las que hay para aborrecer.
Y aquí estoy pensando en lo que pensaba antes cuando pensaba. Y los días pasan.

miércoles, marzo 12, 2008

Cuestión de tiempo.

Fui buscando lo que encontraba hasta que encontré que lo buscaba.

Bondad e inteligencia

Alguna vez alguien contó que le habían preguntado cómo debía ser la mujer de la cual se enamoraría. O más sencillamente que cualidades debía tener.
Y contestó: "Inteligencia y bondad."

Por la mañana del miércoles

Hoy me escapo frente a la computadora. Nadie acá puede entrar en mi cabeza

jueves, marzo 06, 2008

Haberlo sabido...

Yo sabía que veníamos al mundo para cosas importantes...
Consejos polémicos para ser la mujer perfecta
La organización ultracatólica Opus Dei dará cursos para alumnas universitarias. Para recibir el título hay que saber planchar, cocinar y coser.
10:23 06.03.2008 (Crítica Digital)
Para ser la "mujer diez" no sólo hay que saber planchar, también hay que hacer comida rica para los maridos y coser prolijamente los dobladillos de los pantalones.

En España encontraron la fórmula para ser una superwoman o “mujer diez”, el curso para llegar a la perfección se dicta en el ayuntamiento de Granada en España.

Con motivo del Día Internacional de ellas, la asociación Alfaguara que es subvencionada por el Opus Dei dará cursos para alumnas universitarias. Se basaran en clases de costura, cocina, plancha y nutrición "para mantener el tipo", segun el diario El pais de España.

Las españolas obtendrán el diploma de mujeres perfectas una vez que logren correctamente hacerle comida rica a sus maridos, cuando les cosan prolijamente los ruedos de los pantalones y no les dejen arrugas en sus camisas. Así es como se logra el egreso de estos cursos que auspicia el Opus Dei de Granada.

Fuente: El País de España.

martes, marzo 04, 2008

Casi todo

Una vez dijo algo parecido a esto:
"Hay muchas cosas que me gustan y me hacen bien. Y vos estás en casi todas esas cosas"
Bueno, eso.

Sorpresa.

Fue un instante en el que todo cambió.
Un momento que casi me había olvidado que podía ser.
Y ya todo fue distinto.
Y ya todo fue mejor.

Resumen

Las veces que busqué y no encontré.
Las sorpresas, buenas y malas.
Los besos de ahora, que me enseñan cómo son los besos.

Imágenes de sábado, domingo y lunes.

Las vueltas por el barrio.
La joven vida de Juno.
El diario en un café. Un "café" de Belgrano.
La lluvia afuera, mucha.
La espera en la puerta de un edificio cualquiera.
La facultad, y él que me espera fumando.