martes, febrero 17, 2009

La Cumbrecita

A pesar de no tener sonido, escucho el ruido del agua y el aire fresco. Desearía volver ahí ya.

Santa Fe al 1200

Domingo de febrero, a eso de las 6 de la tarde.

Galería Güemes

Me sorprendió no haberla visto antes. Entre San Martìn y Florida, cerquita de Plaza de Mayo. Una tarde de lunes lluvioso.

lunes, febrero 02, 2009

De la misteriosa

Creo que si hubiera visto esta foto hubiera creido que no es Buenos Aires. Pero lo es. Medrano y Paraguay. Ideal para estar de vacaciones.

Verde y celeste

Quisiera acordarme todo el tiempo que hay un cielo celeste, y un verde intenso. Un lugar en el que el silencio es paz, blanco. Con ruidito a agua, fresca, clara. Donde la noche es oscura y hay frazadas en enero.
Donde me gustaría estar ahora, sentada en el balconcito, haciendo con el palabras cruzadas, decidiendo la remera del día. Esperando al "rubio" de la Land Rover.
Contenta de haber estado y de acordarme hoy.

Ya quisiera yo

Ya quisiera yo ser librepensador,
no oír el rugir de tripas de tantos, ni su llanto, ni su dolor,
establecerme correcto, filósofo, neutral, independiente,
manejarme bien con toda la gente.

Ya me gustaría a mí alinearme con los no violentos,
regalar flores, descalzo, arrancadas de algún tiesto,
sin tener que poner la otra mejilla para nadie,
a no ser amenazado por ningún indeseable.

El caso es que me afectan las cotidianas tristezas,
la de los supermercados, la del metro y las aceras,
también las que me quedan lejos,
las de los secos desiertos, las de las verdes selvas.

El caso es que me parecen buena gente,
algunos luchadores del ocaso,
que se parten el pecho por ser escuchados,
que morirán en alguna esquina, tiroteados.

Quisiera ser más listo, pasar de largo,
saberme libre de culpa y limpio de pecado,
y ser alma caritativa, Maria Goretti o santa,
sufrir sólo un poquito, sólo lo que Dios manda.

No entender de política, ni de sus actualidades,
convencerme que es red de araña, nido de alacranes,
y mutilar mi alma y mi esencia de animal social,
saberme superior a tanta frivolidad.

El caso es que me afectan, quizás
demasiado, la tristeza de los suburbios, el drama urbano,
saber que seremos caníbales dentro de poco
y que no habrá carne suficiente para todos.

El caso es que me afecta, quizá más de lo normal,
tener tanto miedo al cruzar mi portal,
ver que arde mi ciudad o que sangra el asfalto.
Quizá debería ver menos el telediario.

Quisiera ser más listo, adoptar bien la pose,
librarme de etiquetas, hasta la de hombre,
y entender que sólo yo me entiendo
y que no me entiende nadie,
ser un buen ciudadano formal y respetable.

Omitir de mis canciones palabras como:
compañero, obrero, justicia, guerrilla, paz, hambre o miedo,
y hablar del amor, de cosas bonitas, de mis recuerdos,
contar alguna anécdota graciosa
de cuando era quinceañero.

El caso es que me afectan las cotidianas tristezas,
la de los supermercados, la del
metro y las aceras, también las que me quedan lejos,
las de los secos desiertos, las de las verdes selvas.

El caso es que me parecen buena gente,
algunos luchadores del ocaso,
que se parten el pecho por ser escuchados,
que morirán en alguna esquina, tiroteados.


Ismael Serrano