jueves, marzo 29, 2007

Barcelona.


Recorrido

Lunes: Villa Ortúzar
Martes: Villa Lugano - Palermo
Miércoles: Villa Lugano - Palermo - Once
Jueves: Vicente López - Olivos - Acassuso - Barrio Norte
¿Adónde se tramitan las aperturas de líneas de colectivo?

miércoles, marzo 28, 2007

Educación.

A veces, pienso que hay cuestiones que se dirimen en grandes generalizaciones. Por ejemplo, la idea que la educación permitiría la modificación de estructuras, objetivas y subjetivas, es algo que se plantea comúnnmente y que parece sólo una frase hecha.
En estos días tuve que asistir al nuevo exámen teórico que se debe cumplimentar para acceder al Registro de conducción. Me tocó pasar por ahí simplemente porque dejé pasar la fecha de su venciemiento, es decir, si hubiera ido en la fecha correspondiente no debería haber pasado por ahí.
Entonces me dí cuenta de todo eso que no sabía, pero que no sabía porque nadie me había enseñado.
Y pienso: aprender es esa "mezcla" entre incorporar un conocimiento teórico y una práctica que ponga en acción ese conocimiento.

Villa.

Hoy me dí cuenta que en estas últimas semanas anduve por:
Villa Urquiza
Villa Ortúzar
Villa Lugano.

Mañana de Deja Vu.

Martes a la mañana. Petinatto dice, luego de un comentario sobre GH:
"El país ya está preparado para que vuelva Men..."
Después, salí bajo la lluvia, rumbo a Villa Lugano.

martes, marzo 20, 2007

Sobre gustos ( es sobre lo único que se escribe...)

Tengo el libro Meditaciones sobre el gusto, desde hace un tiempo, y admito que por falta de tiempo y a veces de voluntad, está simplemente empezado.
Aquí un reportaje a su autor, muy interesante.
Los intelectuales y el país de hoy
"Los argentinos lo exageran todo en su afán de aparentar"

Lo dice el sociólogo Matías Bruera, que investigó la moda de la cocina gourmet

Intrigado por la identidad de los argentinos, el sociólogo Matías Bruera se dedicó a observar el paisaje nacional a través del cristal de la producción y el consumo de alimentos. Lo primero que vio fue un catálogo de contradicciones, un país que se bambolea entre los extremos: del granero del mundo a las ollas populares; de la gente que busca el pan en las bolsas de residuos a los paladares bulímicos de novedades gustativas en el circuito gourmet; de la pampa pródiga en materia de alimentos naturales al “terruño panorámicamente homogéneo de un monocultivo como la soja forrajera”. Con esa colección de opuestos, Bruera buceó en la historia y la literatura para tratar de entender quiénes somos los argentinos. “Los argentinos tienen todo el tiempo el afán de aparentar ser algo y todo lo exageran. Ahora es el mundo gourmet, como antes fueron las canchas de paddle o las mesas de pool”, dice Bruera. De sus investigaciones surgieron los libros Meditaciones sobre el gusto y La Argentina fermentada, publicados por Paidós, que serán traducidos al inglés y distribuidos internacionalmente por Peter Lang, una editorial suiza radicada en Inglaterra. Nacido en Buenos Aires en 1967, Bruera es investigador y profesor de Historia de las Ideas en las universidades de Buenos Aires y de Quilmes e integrante del grupo editor de la revista Pensamiento de los Confines . -¿Cómo surge la fascinación por el mundo gourmet? -El auge del mundo gourmet se da como un proceso de globalización. Eso habla de las formas de consumo. El consumo más distinguido va en aumento, tanto en los vinos como en los alimentos. En nuestro país, esa tendencia aparece absolutamente exacerbada, como todo lo que ocurre en la cultura argentina. Mi interés en pensar el tema de la alimentación en la Argentina es parte de la obsesión que comparto con muchos otros intelectuales y que consiste en tratar de discernir el problema de identidad que tenemos los argentinos: no sabemos qué es lo que somos. Tal vez sólo nos quedemos con la definición de Sarmiento, que dice que "argentino" es anagrama de "ignorante". Pero me parece que eso es demasiado poco, aunque funciona como un disparador provocativo para pensar nuestra identidad. -¿Cuándo advirtió que el tema de la alimentación le serviría para reflexionar sobre la identidad de los argentinos? -En la Argentina, la debacle social se produjo de un día para el otro. Fue cuando se decretó que ya no existiría la convertibilidad. En consecuencia, la mitad de la gente ya no pudo comer. Si bien no sabemos lo que somos, el mito de la Argentina como granero del mundo sigue siendo muy fuerte. De hecho, un cálculo reciente dice que la Argentina puede producir alimentos para trescientos millones de personas. Me asombré al advertir que un país que produce un exceso de alimentos no puede darle de comer a la mitad de su población. Recuerdo que un día saqué la bolsa de la basura a la calle y de inmediato vino alguien a revisarla. Algo raro estaba pasando, porque en medio de esa crisis terrible se producía la exacerbación de la tendencia hacia el refinamiento alimentario. Entonces empecé a pensar al mundo gourmet como oclusivo respecto de la cuestión del hambre. En la Argentina, el mundo gourmet se ha convertido en un programa, en una estética y en una ética frente a la desprotección, al hambre y al reparto de alimentos. Como toda idealización, el mundo gourmet es una forma de rechazo: privilegia el parecer contra el ser y lo individual frente a lo social. En un caos social como el de 2001, esa pasión exagerada por el gusto vino a ocluir el tema del hambre. La situación de afinar los paladares en un momento en que la Argentina no podía sentar a la mesa a la mitad de su población me resultaba una impudicia. -Los que afinaban el paladar mientras otros se caían del mapa tal vez estuvieran buscando el reaseguro de seguir perteneciendo -Es muy posible que tenga que ver con eso. La idealización como forma de rechazo consiste en no querer ver lo que está pasando, en no querer hacerse cargo de la situación y en comportarse como si viviéramos en el mejor país del mundo. El tema de la convertibilidad aún no ha sido estudiado en el nivel cultural. El uno a uno, con su imaginario de igualdad respecto del Primer Mundo, tuvo mucho poder y fue tan bien construido que todavía no ha sido seriamente pensado. El mundo gourmet también funcionó de esa manera. En la Argentina, todo se convierte en algo sintomático, todo es exacerbado. La cultura argentina no puede pensar en el nivel prospectivo; piensa sólo en circunstancias actuales y concretas. En el ámbito alimentario, esa actitud se ve muy claramente: la Argentina casi no se ha puesto a pensar en el aspecto productivo. -¿Quién es el responsable de la falta de atención al problema de la producción de alimentos? -En este sentido, yo le hago una crítica al progresismo, porque después de la debacle de 2001 considera que el único problema alimentario es el distributivo. Así han surgido miles de ollas populares y gente comiendo en las calles. El actual gobierno sigue esa línea: se preocupa por la distribución, que, obviamente, es importante, pero no puede pensar en lo productivo. El mundo gourmet muestra una diversificación del gusto, pero, al mismo tiempo, hay una homogeneización productiva. Cada vez se destina más cantidad de hectáreas al cultivo de soja. Está bien: los beneficios son reales. Eso llena las arcas del Estado y hace al aspecto distributivo, pero, ¿cómo sigue esta cuestión en el nivel productivo? Con independencia del mito del granero del mundo, la Argentina produce insumos con poco valor agregado, y ningún país crece sólo con eso, porque la situación actual es diferente de la que se vivía a mitad del siglo pasado, cuando se construyó la Argentina. -¿Por qué tenemos los argentinos tamaña tendencia a la exageración? -En toda la ensayística argentina y en los autores extranjeros que tienen una mirada lúcida sobre nuestro país, se advierte que la Argentina es pura forma. José Ortega y Gasset habló de eso cuando recorrió la pampa: la Argentina intenta ser, pero, como no puede ser, es falsamente. En palabras de Witold Gombrowicz, la Argentina es una masa que no llega a ser pastel. Todo el tiempo tiene el afán de aparentar ser algo, y todo es exagerado. Ahora es el mundo gourmet, pero antes fueron las canchas de paddle o las mesas de pool. Lo que no se puede negar es que los medios se subieron a ese caballo de un modo impresionante: todas las publicaciones tienen una sección de comida o de vinos, incluso las que antes eran revistas de información general. Kant advirtió la cuestión de la subjetividad del gusto y se adelantó a los gastrónomos franceses, que apostaban a una fisiología del gusto en el siglo XIX. Lo curioso es que todos estos gastrónomos que intentaban ordenar el gusto venían del mundo de la ley. Hoy, los críticos de vinos repiten el mismo esquema respecto del modo de beber. Y, además, lo hacen, pero a la manera argentina: exacerbadamente. Hablan de "maridaje", de cómo combinar un plato y un vino, describen el gusto del vino: a madera, a grosella, a tabaco, etc. En definitiva, los críticos funcionan como la publicidad: objetivan los sentidos e idealizan el producto. Pero cualquier intento de ordenar el gusto es un intento fallido, porque el gusto escapa a toda reducción y a toda ciencia. En general, el gusto de uno dice más sobre uno mismo que sobre la cosa que aprecia. Y lo que tratan de hacer los críticos es justo lo contrario: objetivar, como si el gusto tuviera que ser una determinada cosa. -¿Por qué, en la Argentina actual, quien no gusta del sushi es mirado como un analfabeto en cuestiones culinarias? -El sushi apareció como un esnobismo más, del mismo modo que ahora existe el esnobismo de los vinos de postre. El sushi ha quedado impuesto como algo más distinguido que, por ejemplo, la comida polaca. Eso tiene cierta explicación: la comida polaca está muy basada en la papa, que es un elemento barato en la Argentina, mientras que el sushi encierra la sofisticación de comer pescado crudo con un armado especial. Roland Barthes, en Mitologías , habla de la "construcción de los platos", y el sushi tiene mucho de la ambición de querer consagrar lo culinario como algo artístico. Ocurre que el mundo gourmet está absolutamente ligado al mercado y funciona con sus reglas. A mí no me incomoda tanto el auge del sushi como la denominada "cocina fusión", a la que yo llamo "cocina confusión". Eso también tiene cierta lógica para el imaginario argentino, porque lo que ofrece es una mixtura de muchos ámbitos culinarios y uno no sabe bien qué está comiendo. Hay una frase de Miguel Brascó en De criaturas triviales y antiguas guerras que yo siempre rescato: "Ni siquiera somos hijos de las circunstancias, sino de las apariencias", escribió Brascó. Eso es el mundo gourmet. -¿Cómo se resuelve en el imaginario social la contradicción entre las propuestas del mundo gourmet y el mandato de la flacura extrema? -Las clases populares se expresan en anatomías voluptuosas y circunscriptas a la cuestión del alimento como condición del ser, porque quien recoge cosas de la basura necesita sobrevivir. Las clases medias y las altas, en cambio, privilegian la forma y el parecer, es decir, consumen alimentos más digestivos y menos calóricos. En general, el deseo alimentario siempre se corresponde con un ideal estético. -Pero el ideal estético de la delgadez no anula el deseo que nos despierta el chocolate, por ejemplo -Eso es real. Hay una tendencia a comer cosas dulces y no amargas. No es casualidad que la mayoría de las empresas de comida rápida le pongan azúcar a la mayoría de los alimentos, incluidas las hamburguesas y las ensaladas. Lo hacen en función del impulso primario que nos lleva a acercarnos más a lo dulce que a lo amargo. Yo vinculo mucho el tema de la palabra con la comida porque, en materia de sabores, la lexicalización es muy elocuente. Fijate que de alguien agradable se dice que es un dulce; de alguien lindo o deseable, que es un bombón. Por el contrario, para aludir a una persona aburrida decimos que es un amargo. -¿Qué futuro le ve al movimiento slow food , la comida lenta, en su pelea contra el fast food ? -El slow food es una moda y también una cuestión reactiva: lo lento frente a lo rápido. Creo que en la sociedad actual es difícil privilegiar la espera. El orgasmo es la espera más interesante que hay y, sin embargo, esta sociedad lo quiere todo rápido. Yo pienso que el verdadero problema no reside en comer rápido o lento, sino en la decisión de quién come y quién no. Hay un dato que es crucial: en un planeta con seis mil millones de habitantes, la cantidad de sobrealimentados es igual que la de subalimentados: mil doscientos millones. -¿Los militantes del movimiento slow son sólo un grupo de románticos? -Ojalá fueran románticos. Yo creo que el movimiento slow es una tendencia del mercado. En mi opinión, nada que venga del mundo gourmet está libre de una impronta mercantil. La propuesta del slow food consiste en proveer de más posibilidades a este mundo, que mueve una cantidad de dinero infinita. Por Adriana Schettini Para LA NACION

sábado, marzo 17, 2007

Develar

Ayer a la tarde me llegó la info de Ciencias Económicas, y no llegué a tiempo para ir a la charla.
Quizás nunca es tarde para sacar velos, ¿no?

El costo de vida: denuncian que Moreno presiona a los comercios
Precios: revelan cómo el Gobierno intervino el Indec
Un funcionario del organismo confirmó que se controlaron especialmente turismo y prepagas
Un funcionario del área de precios del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) reveló ayer cómo el Gobierno intervino las oficinas encargadas de elaborar el índice de precios al consumidor (IPC), a fines de enero, para tener control sobre el resultado de las mediciones. Se trata de Luciano Belforte, coordinador de Ingresos del organismo, que dio detalles sobre el desempeño del Gobierno en el Indec, por primera vez desde que estalló la crisis y en forma pública. Belforte denunció que la directora de precios del organismo, Beatriz Paglieri, designó a una persona para controlar la evolución de los precios de las prepagas, de los alquileres y del turismo, los tres campos más delicados y cuestionados de los relevamientos de enero y febrero. También afirmó que el nombramiento de Paglieri -cercana al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno- había despertado desconfianza en el actual director del Indec, Mario Krieger, que el pasado martes fue confirmado en reemplazo del renunciante Lelio Mármora. Además, Belforte dijo que a los encuestadores del instituto les es cada vez más difícil hacer su trabajo por el temor de los comerciantes, que dicen ser visitados por inspectores que manda Moreno una vez que se retira quien hace el relevamiento. El técnico del Indec disertó ante un auditorio colmado de estudiantes en el salón de actos de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) junto al ex director del Indec Luis Beccaria. Allí contó los entretelones de la remoción, el 29 de enero pasado, de Graciela Bevacqua del área de precios y su reemplazo por Paglieri, a quien ahora Belforte debe responder directamente. Y embistió contra Krieger, designado director del Indec en forma transitoria. "El señor Krieger, que en ese entonces era subdirector del Indec, nos dio la orden de que sacáramos todos los papeles del IPC, que fuéramos a la Sala Azul del Indec, que es como la sala de conferencias, guardando toda la información. Delante de todos los que trabajamos en el IPC, Krieger dijo que no le despertaba ninguna confianza la actual directora del área, Beatriz Paglieri, y que cualquier orden que nos diera que resultara sospechosa tendríamos que consultarla con Clyde Trabuchi [que renunció a los pocos días], que era la superior inmediata." "Este señor -prosiguió Belforte- que dijo públicamente frente a 50 o 60 trabajadores que Paglieri no era confiable, es el actual director del Indec, su jefe." El técnico sostuvo que Paglieri puso en su área tres funcionarios nuevos sin experiencia. "Paglieri me dijo que eran data entries [personas que ingresan datos] y que los tenía que entrenar, y después dio la orden de que en realidad todos tenían que rotar. Esa gente no es analista, no es encuestador y logró sacar gente de la Oficina de Ingresos para poner a estos tres. Y puso a una de estas tres personas nuevas a controlar alquileres, prepagas y turismo, vaya casualidad. Gente que no tuvo experiencia de haber controlado ese tipo de tareas antes", relató. Belforte reveló el suplicio de quienes hacen relevamientos al salir a la calle: "Los encuestadores han estado diciendo que muchos informantes les dicen: «Después de que venís vos, vienen de la Secretaría de Comercio»". El funcionario dijo que el área en la que se desempeña no recibió críticas oficiales antes de ser intervenida y que en ningún momento se habló de cambios metodológicos. Y caracterizó el accionar de sus nuevos jefes: "Por primera vez en el Indec todos los cambios son en secreto; las órdenes son verbales, nada está escrito". Finalizó con resignación: "Muchos compañeros sienten que su trabajo es al divino botón. Hay encuestadores que se sienten maltratados en la calle, porque son la cara pública del Indec. Tampoco ellos saben si lo que están haciendo es lo correcto en este momento. Existe la sospecha de que, en realidad, no se están controlando los precios: se están controlando los negocios a los que va el Indec". Por Esteban Rafele De la Redacción de LA NACION Link permanente: http://www.lanacion.com.ar/892253

martes, marzo 13, 2007

Preguntas

¿Por qué son tan lindos?
¿Por qué me gustan tanto?
Ufa.

lunes, marzo 12, 2007

Goce.

Una de las formas de diferenciarnos en esta vida es por el hecho de saber disfrutar o no.
El viernes, cena mediante, observaba una mesa con señoras de unos 50 años que festejaban vaya uno a saber que. Eso era precisamente lo de menos.
Yo mientras tanto, disfrutaba cada bocado y esperaba ansiosa el postre.

sábado, marzo 03, 2007

Otras visiones.

Te vi. Y no estaba ella con vos, ni el conmigo.
Cada vez que te veo, me hacés menos mal.
Pero igual, ojalá no te viera más...

Causa y efecto.

Es interesante observar, cuando se plantea una situación o problemática llamémosle de índole social, o por lo menos de convivencia urbana, como se atiende bien a los efectos sin considerar ni siquiera las causas. Me sobran los temas: "inseguridad", accidentes de tránsito, pobreza, y siguen miles de temas más.
Muchachos, ¿No ven la velocidad a la que circulan los colectivos en Buenos Aires? ¿No ven cómo pasan las luces en rojo? ¿No ven que casi nadie usa el cinturón de seguridad? ¿No ven las ganancias extraordinarias de las empresas? ¿No ven la distribución desigual e hiper polarizada del ingreso? ¿No ven el Superávit? ¿No ven la inflación?
Evidentemente no lo ven… ¿Nosotros, lo vemos?

Intimas

Hace tiempo que te noto que estás triste,
mujercita juguetona, pizpireta:
has cambiado, ya no eres tan coqueta
cual las flores primorosas de un altar...
¿Qué te pasa? ¿Desengaños que has sufrido?
¿Las espinas de una rosa te han herido?
¿O el amor de un ingrato que ha fingido?
¿O un vacío imposible de llenar?
Yo también vivo triste desde un día
en qué cosas de la vida me pasaron
y un surco de recuerdos me dejaron
y un dolor imposible de ocultar...
Yo te amaba y me amabas tiernamente,
mas las fuerzas del destino se opusieron
y desde entonces nuestras almas tuvieron
un vacío imposible de llenar.
¡Tus encantos, tus sonrisas tan amables!...
¡EI perfume que exhalaban tus violetas!...
!Y tus bucles y tus ojos, que princesas
anhelantes te quisieran imitar!
Mas la vida tiene abismos insondables...
Hay caminos del destino intransitables...
Hay recuerdos de amor inolvidables...
¡Y hay vacíos imposibles de llenar!