Estoy empezando a creer que me llevo muy bien con los aparatos. El principal indicador de ello es que les pongo nombre a los que más quiero. La PC, Juanita Beatríz, el aire, Nacho, y así sucesivamente. Y la ya conocida historia de mi romance con los cajeros automáticos.
Ahora que lo pienso, no entiendo por qué a las personas torpes se les dice aparato.
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