Ella, con el pelo desgradablemente rojo, ficticio, dice que a cualquiera puede pasarle esa tragedia (en referencia al accidente en el que alguien que consumió drogas y alcohol accionó el freno de mano). ¿A cualquiera?
La señora de seguridad no me deja entrar con la mochila. Tengo que depositarla en una bolsa con cierre y ¿candado? y llevarla conmigo. ¿Somos todos ladrones?
¿Por qué los que son nunca son y los que no somos podemos ser?
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