Sueño dormida, cosas raras, muy raras.
Y me despierto, y me parece raro cuando no está.
Y me viene a la cabeza la palabra armonía. Armonía aún en la no armonía, aún cuando no acordamos el gusto de la pizza, o el sentido de la tarjeta magnética.
Cuando nos dejamos llevar por la tarde de viernes, que me parece de sábado. Como en los sueños, en los que no son raros.
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